Candy conoce al chico Tony Charles, quien dice ser un paciente del Departamento Médico Interno y la incita a jugar al póquer como un verdadero afilado. Tras la investigación, Tony es el fantasma de un niño que murió hace un mes, o no es un paciente en absoluto. Cuando el Dr. Robson aparece para disfrutar de la compañía de Candy durante su vigilancia nocturna mutua, Candy se ve obligada a dejar a Tony solo.