El tren en el que viajaba Candy se detiene para dar paso a unas vacas, ella descubre que el dueño de esa vacas es Tom y platican unos momentos. Tome le cuenta que la señorita Ponny está muy enferma y Candy decide visitarla atrsando un día su viaje. Justo cuando llegaba a la colina de Ponny ve una cruz que decía: «Aquí yace la señorita Ponny».